viernes, 1 de febrero de 2008

Mudanza, o de como no morir aplastado entre tanta caja o terminar desquiciado

Pues resulta que el menda lerenda se encuentra en plena mudanza. En vista de que mis padres no se independizaban (a su edad, ¡¡¡que vergüenza!!!), lo he tenido que hacer yo. En parte también ha sido motivado porque tenía ganas de irme a vivir con mi señora Enana, o lo que es lo mismo, mi pareja.

Hay que decir que la odisea de la mudanza comienza mucho antes que la propia mudanza en sí, primero te pones a ahorrar un poco de dinero, te das cuenta de que según qué caprichos no los tendrás en el futuro y empiezas a dejar de tener otros desde ese momento para poder ahorrar, comienzas a buscar piso, a realizar mil y una visitas, a ver que te ofrecen y cuanto te cuesta ese "chollo" que te están ofreciendo, en fin, esas cosas. Ya no digamos si en vez de alquiler como hemos hecho nosotros te metes en la compra de un piso, pero esa será otra reflexión de aquí a unos años, porque también tiene tela.

Después viene la siguiente fase, papeleo y a empaquetar. El papeleo suele alargarse más tiempo, dar de alta el teléfono a tu nombre, internet (si tienes), luz, gas, empadronamiento, ayudas para el alquiler (si puedes optar a las mismas, claro), etc. Para el papeleo llamas a donde sea, te tienen en espera, explicas lo que quieres hacer, te pasan con vete a saber que sección, comunica, vuelves a llamar, te mantienen en espera, vuelves a explicar lo que quieres, te pasan con otra sección, si va bien la cosa dicen que procesarán tu solicitud, si no va bien te comes los mocos y te cagas en su puta estampa.

La fase de empaquetamiento comienza por buscar como un poseso cajas para llenarlas de todo aquello que te has de llevar. Luego empiezas a mirar que te has de llevar, porque claro, no te mudas solo, te mudas con tu pareja y también van sus cosas, junto con las tuyas, y en la casa no cabe todo. Por lo que hay dos opciones, o le retas a un duelo al ponerse el Sol diciendo que "no hay sitio en esta casa para los trastos de los dos", con lo que saldrás perdiendo, porque o cedes por completo o te quedas sin pareja, o desde un principio no te llevas todo. Afortunadamente no ha sido mi caso, pero posiblemente en una realidad paralela haya pasado alguna de éstas posibilidades.

Cuando por fin te has decidido entre si te llevas las obras completas de H.P. Lovecraft o la enciclopedia de "Lo Inexplicado", entre otras muchas encrucijadas de similares características, mientras calculas a ojo del espacio de que dispones en tu nuevo hogar, al final te das cuenta de que lo que te has de llevar son muuuuuuuchas cosas.

En ese momento es cuando tu, hasta el momento, cuarto se encuentra invadido por cajas, tantas que no sabes si te encuentras ante una invasión de los Borg, que hace que te replantees irte a dormir a otro sitio porque no cabes en tu habitación ante tanta caja. Entonces empiezas el traslado de todas tu cosas, y en vista de que tienes tantas cosas para llevar empiezas a recurrir a familiares para que te echen una mano, luego a familiares políticos, luego a amigos, te acuerdas de ese ofrecimiento que te hizo alguien en su momento para mudarte, de a esa persona a la que ayudaste en una mudanza, te cagas en su estampa porque justamente ese día no puede, etc.

Si el traslado se ha de realizar de una casa a otra, es molesto pero aún se puede aguantar, si es de dos casas a otra, jode más pero bueno, que le vamos a hacer. El problema viene cuando se suma la mudanza de tus suegros y es cuando te cagas en todo, porque tienes tres mudanzas al precio de una por obra y gracia del destino.

Y no veas, entre televisores, muebles, cajas, trastos, más trastos, ¿he dicho trastos?, uno termina hasta los cojones de todo, con un lumbago del quince (o algo peor) y uno se replantea el porqué dejar el hogar materno, con lo bien que se está.

Porque claro, no hay que olvidar que sacas las cajas, muebles, electrodomésticos, trastos, etc., de tu casa, los bajas a la calle, los cargas en un coche o furgoneta, te vas a tu futuro hogar, descargas, los subes a tu futura casa y vuelta a empezar. Pero el problema viene cuando lo tienes jodido para aparcar y has de descargar a toda pastilla y que la entrada de tu futura casa se encuentra al final de un pasillo tipo la película "El Resplandor", que sirve para hacer los 100 metros lisos a la décima potencia, porque al no ser que tengas una carretilla o alguna cosa similar, has de coger las cajas a pulso, o sea, los 100 metros lisos con cajas, porque es que haces los 100 metros lisos porque corres como un desesperado para quitarte el muerto con el que estás cargando lo antes posible, incluso diría que cuando a uno le pega un apretón y sale corriendo hacia el baño no lo hace tan rápido. Y no lo neguemos, en ese momento no son cajas, ni trastos, ni muebles, ni electrodomésticos, ni nada por el estilo, son muertos, y encima te pega un complejo de Supermán o de Hércules y te cargas con mucho más peso del que puedes aguantar porque piensas inocentemente que así terminarás antes. Terminarás antes en el Hospital y no la mudanza a causa de una contractura o un lumbago.

Pero es que luego cuando has terminado la mudanza (en mi caso comencé el sábado pasado y si todo va muy bien el domingo terminaré de llevar todo), te encuentras de nuevo invadido por los Borg, digo, cajas, con una dotación impresionante de trastos, y has de comenzar a desempaquetar. Entonces te preguntas, ¿por qué me he traído ésto?, ¿dónde ha estado escondido tanto tiempo?, ¿cómo es que aún sigo teniendo, lo que sea?, etc.

En estos momentos en que estoy redactando éstas líneas, con un dolor de espaldas increíble en las lumbares, a pesar de haber tomado todo el día Paracetamol y al final Ibuprofeno, y de ponerme una bolsa caliente con vete a saber qué para oler a hierbas medicinales, cansado y con mucho sueño, voy a resumir la mudanza con varias reflexiones y consejos:
  • El saber no ocupa lugar....¡¡¡Y UNA MIERDA!!!, ¡¡¡NUEVE CAJAS ME OCUPA MI SABER!!!, ¡¡¡NUEVE CAJAS DE LIBROS QUE PESAN UNA TONELADA!!!, ¡¡¡Y ESO QUE NO ME LLEVO TODOS!!!, ¡¡¡Y AÚN ME LLEVARÉ ALGUNA CAJA MÁS!!!.
  • Nunca te mudes al mismo tiempo que tus suegros.
  • Procura tener cajas de sobra.
  • Procura tener gente de sobra, o en su defecto esclavos, que al menos sabes que no te fallan en la mudanza.
  • No te mudes, quédate en casa de tus padres, se vive bien y la silla mágica no desaparecerá (¿no sabéis que és la silla mágica?, en una próxima entrega os lo explico).
  • Si se hace en enero ayuda a quitarte esos kilos de más que has cogido en navidades (algo bueno ha de tener ésto, ¿no?).
Por cierto, no ayudo a nadie a mudarse hasta el año en que se celebre una EstelCon en Tol Eressëa. Tampoco no me vuelvo a mudar al no ser que sea para irnos a nuestra hogar definitivo, en tal caso volveré a realizar algún comentario al respecto porque seguro que da mucho de sí.

De aquí un tiempo os explico que tal es la vida de un independizado en pareja y os hablo de la silla mágica.

6 comentarios:

Findûriel dijo...

Lo máximo que os puedo decir (y es mucho) es FELICIDADES. Yo no he sufrido nunca una mudanza completa, pero he desmantelado mi cuarto dos veces. La primera, era adolescente y compartía el espacio con mi sister, por lo que tampoco fue mucho trabajo. La segunda fue cuando ya tenía la habitación para mí sola y de verdad que acabé derrrrrrrengadísima y cagándome también en 'el saber' (y la mitomanía)
Pero lo de colocar y recolocar mola mil! Como se van viendo las estanterías llenarse, cómo la casa coge calidez con tus libros y cómics... aigh... qué fonito...

¡Y quiero ver fotos cuando terminéis!

Telchar dijo...

¿¿¿¡¡¡Fotos!!!???, pero, ¿tú te crees que estamos para hacer fotos?, fotos....¿desde cuando se hacen fotos en una mudanza? y más rodeados de tantos muertos, ¡¡¡que eso más que una casa parece un cementerio con tanto muerto!!!.

Aissshhhhh, sigo con la mudanza....

P.D. Ya veremos si piensas lo mismo cuando te mudes :-p

Guillem dijo...

Te has dejado la parte de colocar las cosas. Yo cuando hice la mia tenia todo el piso para mi solito, pero en tu caso debes negociar el poner esa colección tan chula en el estante de la sala de estar o esconderlo en la tercera estanteria de la salita del fondo detras del ordenador :)

Telchar dijo...

En nuestro caso Boro, no ha habido tanto problema, o al menos no de momento, teníamos en mente donde íbamos a colocar las cosas, más o menos. De todas formas y tras el día de hoy he decidido escribir una segunda parte explicando la odisea de mover unos sofás que no caben por la puerta ni de coña. Ha éste paso haré una crónica como Findûriel pero en vez de viajes de mudanzas. Ya os contaré y pondré fotos, para que todo el mundo esté contento :-D.

Silmaril dijo...

Sí sí, pues no te quiero contar la gracia que le hizo a mi padre hace años tener que subir una lavadora hasta un quinto piso a pulso por las escaleras porque no cabía en el ascensor ... Además era el que cogía de la parte de abajo ... Cada vez que vamos a casa de mi tía se acuerda del tema por el lumbago que le pegó!
Y esas reflexiones son fabulosas!

Mariscal Von Adanost dijo...

Pues no te cuento yo si además tienes que cruzar el mar en la mudanza... Irse con lo puesto y esperar una semana a que lleguen las cajas...